La diversidad sexual: una mirada desde el estudiantado

Monserrat Durán, estudiante de la Licenciatura en Sociología en la Universidad Autónoma Metropolitana, Iztapalapa (UAM-I), comparte su experiencia, en el marco del Mes del Orgullo LGBTTTIQ+, y habla sobre la diversidad sexual.

Recuerdo mis clases de primaria, secundaria y preparatoria, donde el hablar de sexualidad humana era principalmente un tabú. Entre risas de los compañeros y pena de las compañeras por esta exposición que se daba de los procesos del cuerpo humano y las partes reproductoras de cada cuerpo.

Pero ahora, viendo en retrospectiva, sé que esos muy ilustrados temas que nos dijeron, eran una mínima parte de lo que realmente es la sexualidad.

Nunca nos dijeron que existía nada más fuera del binarismo ya conocido y reproducido socialmente, el hombre y la mujer. Cada cual con sus características biológicas, ese especial énfasis en los genitales, que para ese momento, nos decían era lo único que nos diferenciaba. Qué iba a saber yo que el sexo se distingue por más cosas que sólo un pene o una vagina, y que personas que pueden tener una combinación de hormonas, gónadas y genitales.

Y que el tenerlos, no hace que me corresponda con esa identidad. Porque no siempre las identidades de género corresponden con el cuerpo con el que nacimos, pero que seguimos siendo, ya sea hombres, mujeres o ningune de los dos.

Entonces, entre tanta explicación, se llegaba al punto clave del tema “La reproducción”, porque claro, es muchas veces el enfoque que se le da a nuestra sexualidad. Pero al ir creciendo y conocer gente e investigar del tema, te das cuenta que la única forma de amar o sentirse atraída hacia las personas se aleja mucho de la idea de sólo estar juntos por la reproducción, de esa idea heteropatriarcal de la sexualidad. Y que hay parejas de hombre con hombre, mujer con mujer, personas a quienes nos gustan ambos, personas a quienes no les gusta ninguno, personas que van más allá de ese gusto corporal y se trasciende a algo platónico, y personas cuya orientación sexual siguen y seguirán descubriendo.

Y como si esto no fuera poco y mi mente no estuviera tan sorprendida, nos damos cuenta que tenemos mil y una formas de presentarnos ante el mundo, porque no importa si soy mujer, soy hombre o ningune, puedo usar la ropa, los zapatos, mi peinado, para mostrarme y representarme ante otros y eso no cambia quien soy, sólo es una herramienta más que utilizamos y que eso se llama expresión de género.

Así, sintiéndonos un poco estafadas por la educación sexual recibida, pero agradecidas por los conocimientos actuales, solo nos queda posicionarnos ante la idea de validez de cada una de las expresiones de nuestra sexualidad y ante la idea de que todas las personas quienes pertenecemos a esta comunidad diversa, estamos y estaremos, luchamos y resistimos, por el respeto y los derechos que nos corresponden.