En la defensa por la igualdad y equidad de género sobra voluntad y faltan recursos: especialistas

Existe una enorme voluntad de luchar por la igualdad y equidad de género, pero se necesita mayor apoyo y recursos para efectuar un trabajo más allá de la información y prevención, ya que en la mayoría de las universidades no existe un protocolo formal, afirmaron especialistas de Argentina, Brasil, Colombia, Honduras y México.

Durante el conversatorio Protocolo y pandemia, organizado por la Red Universitaria de Géneros, Equidad y Diversidad Sexual (RUGEDS) de la Unión de Universidades de América Latina y de Caribe (UDUAL), Renata Peixoto de Oliveira y María Aparecida Webber, de la Universidad Federal de Integración Latinoamericana (UNILA) en Brasil, relataron que sufrieron la pandemia de manera profunda.

“La UNILA se volcó a la educación en línea, sin embargo, por su ubicación geográfica, recibe a estudiantes de Haití, Portugal, Paraguay y Centroamérica que no tienen acceso a la tecnología, debido a las desigualdades regionales y la situación económica, a lo que se suma que durante la pandemia aumentaron los casos de violencia y feminicidio y, aunque buscamos la posibilidad de hablar con las mujeres de manera virtual, es complicado pues muchas de ellas viven con su agresor”, indicaron.

Las representantes brasileñas revelaron que en 2017 fue aprobada la política general de género “Martina”, nombre en honor de una compañera víctima de feminicidio, pero lamentaron que en la UNILA no existan protocolos formales porque todavía están construyendo caminos para crear instancias, mientras tanto se apoyan con la red de la municipalidad para auxiliar a las mujeres.

“Es muy difícil avanzar en los temas de igualdad de género debido al conservadurismo gubernamental y el comité que se ha construido en la UNILA se encuentra en riesgo debido a los cambios administrativos por lo que estamos preocupadas. Los tiempos de pandemia fueron muy complicados y no se avanzó en el desarrollo de la creación de protocolos de defensa de la lucha de género porque estábamos ocupadas en sobrevivir”, concluyeron.

Conversatorio «Protocolo y pandemia».

Por su parte, Denisee Zenklusen y Leila Passerino de Argentina, indicaron que en la Universidad de Rafaela sí existe un protocolo para evitar e intervenir en situaciones de violencia, sin embargo, no cuenta con un comité o secretaría específica para atender las cuestiones de género. Aseguraron que debido a la ley Micaela, todos los académicos están obligados a recibir capacitación en temas de género, como parte de una política pública.

“Los movimientos feministas han motorizado las capacitaciones al interior de las universidades, por lo que ha habido una atención particular para acercarse y dar respuesta al tema de violencia, por lo que grupos de trabajo han generado una diversidad de informes, desde distintos ángulos”, concluyeron.

En su intervención, Ángela María Zapata aseguró que en el Tecnológico de Antioquía han tenido avances enormes respecto a la política de género, ya que el protocolo está en proceso de construcción y tiene un amplio alcance, pues incluye a alumnos, profesores y personal de todo tipo, en el lugar donde se encuentren, sea en las distintas sedes de la universidad o en sus hogares tomando clases virtuales.

Indicó que, durante la pandemia en Medellín, Colombia, gracias a la virtualidad se ha dado un acercamiento entre las diversidades de género, demostró la imperiosa necesidad de creación de políticas en beneficio de la población trans y todas las diversidades sexuales y de género que existen. Zapata señaló que los seres humanos estamos llamados a romper las barreras y a superar las dificultades, tanto institucionales como sociales, formalizando prácticas de socialización.

Asimismo, Nolvia López subrayó que, aunque la Universidad Pedagógica Francisco Morazán tiene una maestría en estudios de género no cuenta con un protocolo para atender la violencia, “pese a ello, buscamos educar a nuestros estudiantes en temáticas de diversidad de género, romper estereotipos y fomentar el respeto a la diversidad sexual”.

“En aspectos de reconocimiento de género, Honduras tiene un atraso significativo, aunque vive un ambiente altamente violento, ya que es un país pobre, lleno de narcotráfico y corrupción, lo que ha hecho que se recrudezca la violencia contra las mujeres, violencia económica, patrimonial, física y emocional, lamentablemente las estudiantes no son la excepción”.

Conversatorio «Protocolo y pandemia».

La especialista denunció que ha sido víctima de violencia cibernética y maltrato psicológico en otro centro educativo en el que labora también de manera virtual, situación que jamás sucedió en la educación presencial. “La universidad es un refugio para detectar la violencia, pero al dar clase de manera virtual no es posible atender estos aspectos, mientras que, también la virtualidad nos ha llevado a conocer a otras personas a nivel internacional, como en esta conversación”.

De la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), unidad Iztapalapa, Socorro Damián y Yelitza Orta comentaron que en México hay 11 feminicidios diarios y es en Iztapalapa donde se concentran desapariciones, feminicidios y narcotráfico, además la comunidad estudiantil ha sufrido agresiones y la desaparición de un profesor, por lo que la Unidad de Género (Unigenero) ha brindado asesoría y apoyo a la comunidad académica y estudiantil, así como a los familiares. 

 “Los actos de violencia también se trasladaron a la virtualidad, la violencia digital creció y es muy difícil identificar al culpable debido al anonimato, por ello, hemos acudido a otras instituciones como la Policía cibernética y la Secretaría de las mujeres, ya que la universidad no tiene la capacidad técnica para dar una correcta atención, además, la Constitución no contempla muchos actos de violencia cibernética como delitos”, lamentaron las especialistas.  

Por último, Elba Narcia Cansíno de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (UNICACH) comentó que a partir de un caso de “tendederos del acoso” varios profesores fueron despedidos y ahora están por regresar, ya que demandaron a la universidad y, como la causa del despido no incluía acoso, es muy probable que regresen, lo que es un ejemplo de la necesidad de tener un verdadero protocolo que contemple todas las situaciones y que exista una reforma de las políticas institucionales, además de articular una serie de redes de género con enlaces aprobados por la comunidad estudiantil y capacitados en perspectiva de género.