Comprender que el Día Internacional de la Mujer es un instante histórico, revolucionario e inédito no es poca cosa. Pareciera un cliché un tanto agresivo lanzar algo así. ¿Cómo no tener en claro que no es poca cosa? Hay que pronunciarlo desde lo profundo de la causa y no desde la superficie. 

Las mujeres tienen menos derechos que los hombres. ¿Será por eso que las matan? Preguntas retóricas aparte, es cierto que los feminicidios aumentan en todo el mundo, pero también es cierto que siempre existieron y que recién ahora, gracias a siglos de activismo, se están visibilizando. Por relámpagos, la violencia se siente más antigua que el amor. 

Han amurallado la casa de gobierno de México, uno que simboliza a muchos. Es contradictorio que el Estado cierre las puertas y tenga miedo, ostentando conocimiento de su responsabilidad.

Pero, cuidado. El gobierno de cualquier país, ciudad, pueblo, agrupación, tribu, comunidad, casa, tiene una gran parte de esta responsabilidad estructural. Sin embargo, todas las personas la investimos. ¿Acaso alguien, podrá decir que no sostiene esta violencia que, a veces, ni siquiera sabemos de dónde viene, de dónde crece? 

#8M 2021, Día Internacional de la Mujer
Fotografía: Santiago Arau, Ciudad de México, 8 de marzo 2020

Llegar a un estado de consciencia que nos convenga a la humanidad entera es un hecho casi imposible. Esa consciencia de tener claro, que en el Día Internacional de la Mujer se destapa más la olla. Las personas de cualquier género, sexo, raza, nacionalidad, no pretenden saber, ni ver, ni sentir, son las que tenemos que animar, tratar de explicarles de que no se trata de entender de manera superflua, impuesta, radical.

El Día Internacional de la Mujer es un intervalo. Quienes estamos con la causa y queremos lograr un mundo igualitario nos llenamos de fuerza, nos unimos, nos enteramos, nos conocemos, nos frustramos, reconocemos lo que hemos logrado, nos caemos, nos morimos, respiramos, y volvemos al cisco

Cierta gente especula que el Día Internacional de la Mujer, que el feminismo, que la lucha, es sólo de las mujeres. Cambiar el rumbo de la historia significa darse cuenta de que hemos estado mal, de que no hemos sido personas justas, de que nos importa un mínimo o nada lo que sucede a nuestro alrededor. 

Sí, los hombres tienen más derechos que las mujeres. Sin embargo, las mujeres o parte de nosotras continúan sin querer reaccionar, mirando para otro lado. Igual que cuando en las dictaduras avisan que están desapareciendo gente, pero, el miedo a involucrarse, a tener coraje, a enojarse, a discutir, hace que enmudezcamos y nos quedemos con una quietud incierta. 

Siempre es miedo. Miedo a perder, a ser menos, a no estar en consideración de, a no pertenecer. Es preferible llenarse de miedo y justificarse. La dificultad es que una cosa lleva a la otra. Mejor, no decir, hacer como que no pasa, o concluir que no es nuestra situación en esta sección de la historia. Pero sí lo es. 

El siglo pasado fue uno de los más relevantes de la humanidad, gracias a los movimientos feministas, de algunas mujeres, que dejaron que el miedo las justificara. Es por eso que celebramos el Día Internacional de la Mujer. Porque ya tenemos cada vez menos miedo y más valor, la humanidad entera tiene menos miedo y más valor. 

La valentía no es poca cosa. Es una acción auténtica y verdadera, tan profunda y conmovedora que ha movido montañas, ha salvado vidas, nos ha protegido, ha transformado la narración de las épocas, de la justicia. 

El tiempo ha llegado. No hay vuelta atrás. Cada año el Día Internacional de la Mujer será un llamado a la consciencia, a la valentía, al coraje, a lo íntimo, personal de quienes somos y estamos transitando este lapso colosal. 

Lo que resta es colmarse de fortuna, ímpetu, calma, orgullo, vitalidad, y ser parte de este relato fundamental, que tiene toda la voluntad de respetar la igualdad y los derechos del mundo, que no es, para nada, poca cosa.

Analhi Aguirre, articuladora académica, Rugeds.